Mi proceso de diseño fue el siguiente. Quería aprovechar la ocasión de este ejercicio para crear un objeto que no hubiera tenido la oportunidad de crear durante la carrera de arquitectura, siempre me quede con las ganas de hacer una silla. Al pensar que tendría de especial la que yo concibiera, decidí que debía ofrecer una manera de sentarse que fuera atípica: en esta silla-mecedora, te meces, pero hacia todos los lados, y más que un objeto para el descanso personal, es un juguete. La forma se deriva de la combinación de una mecedora y una pelota. Es una esfera, que proporciona la curvatura necesaria para permitir el balanceo, a la que se le sustrajo un cubo que conforma el asiento y el respaldo. La escala es la adecuada para un niño, aunque yo, también la puedo usar perfectamente.
La pieza final, está compuesta de más de cien piezas (recortadas de más de cincuenta laminas de cartón), y el ensamblaje se hiso a partir de la inserción de varillas de madera de cuatro milímetros de diámetro. Hubo áreas en las que fue necesario añadir refuerzos, que no había contemplado en el diseño, por ejemplo en el asiento, que tendía a deformarse por la presión del peso del usuario.
