El escultor Neoyorquino Andrew F. Scott recuerda cuando su padre traía cartón de la fabrica en la que trabajó toda su vida, su intención era que su hijo desarrollara su gusto por el arte. El nunca se hubiera imaginado que muchos años después, Andrew estaría mezclando un diseño 3D hecho en computadora para después ser cortado por una maquina láser.
La obra mostrada a continuación pretende demostrar como al interior del rectángulo extruido de cartón corrugado se encuentra un vacío con la forma de una cabeza humana. Sin la presencia de la luz nos aparecería como un simple bloque rectangular.
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